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Mostrando entradas de diciembre, 2006

El veneno del Nómada

" La tercera opción es la correcta. Cuando el malo de la novela te hace elegir entre salvar a la chica o a tu colega, la unica opción válida es la invisible. Salvarles a los dos" M. Gonzalez Ulises no conseguía vivir de nuevo en el pulso de la soñada ciudad de Itaca. Añoraba el mar. Estaba infectado con el veneno del nómada, y la enfermedad del viajero ya le había calado hasta los huesos. No quedaban, por tanto muchas opciones. Quedarse y dejar que se le muriera el alma, o partir muriendo por lo que dejaba atrás. Penélope fué la que encontró la tercera opción, esa que resuelve todos los dilemas. - Me voy contigo. - dijo resolutiva- A ver si te crees que me voy a pasar toda la vida en stand-by. Y se fue a hacer la maleta. A Ulises no le quedó otro remedio que ir hasta ella, apartarle la negra melena de la cara y abrazarla, con tal ternura y alegría que dejó vibrando toda Itaca.

bofetadas y conexiones inesperadas

Vení a dormir conmigo esta noche. No haremos el amor. Él nos hará J. Cortazar Me he despertado con esa cita invadiendo mi mente sin pudicia. Cuando no somos sujetos de la acción, si no árboles inesperados con los que tropezar. La cuestión es querer probar las gafas que otros se ponen para mirarnos. Y me he acordado de esta lupa peculiar. "Hey, apuesto a que ya estás en Madrid, como es volver a casa, como va la vida, como estás, etc. Te contaría una historia pero ahora estoy muy cansado, después de beber la mayor parte de la noche. Oh, that’s a tease. Ok, bien el meollo de la historia es que Paul y su novia estaban jugando a juegos humanos de poder, y Paul dijo algo gilipollas, como “cállate” y entonces su novia le dio una bofetada. Duro. Fue de verdad podidamente intenso y yo no respondo bien a la violencia. Así que hice lo mejor que pude para calmarlos y todo eso, pero yo todavía estaba muy crispado. Sencillamente ella le había dado una bofetada en plena cara, muy fuerte. Tuve qu

Hablemos de astillas...

La chica de quince años lleva pegada la soledad a los huesos y el silencio a los pulmones. Es sabia. Observa con grandes ojos limpios el mundo alrededor, abismos de uno mismo, y llama a cada cosa por su nombre. No sabe reconocer el bien del mal, porque piensa que eso tan solo son definiciones creadas por el ser humano, y por tanto, limitadas y parciales. Cree que algunas cosas tienen una fama inmerecida. Por ejemplo la tristeza. La tristeza por sí misma no tiene mejores ni peores cualidades que otros estados del alma, pero provoca un injustificado y brutal rechazo. Le sorprende que pase lo mismo con otras cosas tan inocentes y sencillas como la soledad y la muerte. Tampoco sabe diferenciar muy bien cuando sueña o cuando está despierta. A veces es demasiado semejante. En realidad, el sueño provoca las mismas descargas eléctricas que mandan los sentidos al cerebro. El engaño es perfecto, excepto en su continuidad. En realidad, lo único que la ofrece pistas para diferenciarlos es un corte

The oblivion has officially began

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Imagen "Danaide" de D. Cermeño

cosas estúpidas para NO hacer

-dejar de mandar emails a los amigos -olvidar lo que se siente sin paraguas -dejar de recordar lo que has soñado porque el despertador suena muy temprano -decir que sí cuando quieres decir ¿y a tí que te importa? -dejar de escribir -hablar deprisa porque casi ni te escuchas -dejar de creer que besar es una de las Grandes Cosas -ser práctico y eficiente -permitir que la timidez se te pegue como la lapa que es -darle un instante de ventaja a la monotonía Alé, manos a la obra

vibración

Me crié en un lugar donde era imposible encontrar el horizonte: el sol se colaba de repente tras los edificios como si llevase un maletín de prisas, y el cielo era una pieza de puzzle que sobraba de los recortes cuadrados de los altos pisos. A veces los aviones dejaban blancas estelas, o la luna aparecía como una vecina en picardías. Pero era demasiado incómodo levantar del todo la cabeza para mirarla, luego dolía el cuello. Que las estrellas existían, lo descubrí más tarde y muy lejos. Sin embargo, ahora, toda la luz de la mañana se desparrama por la cama blanca. Le ilumina difusamente, casi sin crear sombras. Hay un contorno preciso de piel donde acaba su cuerpo. Es un boceto de una única linea intensa, una curva que nace del cuello, se revela en el hombro y se desliza, un rio perezoso por el costado joven. Aquí también es difícil conocer el horizonte. La mañana se despereza plena en su domingo, y trae, hasta la ventana abierta del ático, sonidos de pájaros y de coches lentos. Despie
La mayor infidelidad a uno mismo es callar lo que se piensa . ( Vamos, Diana,vamos, ponle remedio )
Yo no enciendo las hogueras de tu fiebre eres tú, amor incandescente el que me contagia el fuego piel con piel. Me robas las palabras, tanto me desnudas hasta verme heridas donde hubieron alas. Alas, manos, piel de serpiente luminosa, tempestades de ternura inconcebible. Para eso nací laberinto. Y tú, naciste mi contrario, en pozos inquietos derramado, de cántaros templados alimento.

el tiempo de ulises

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¿Cuanto tardó Ulises en darse cuenta que Itaca no existía? Cuantas semanas o meses tardó en comprender la dimensión exacta de añorar un hogar de hacía veinte años. Cuanto tardó en darse cuenta que se puede regresar a un lugar, pero no a una época. Ulises se encuentra por fin en su patria. Pero cuando habla de guerras y de naufragios, su gente le entiende igual de poco que los extranjeros de extrañas lenguas. Sus piernas no saben caminar sobre un suelo firme, acostumbradas al poder del mar. Ulises tiene más del doble de años que con los que partió. Cuando por la noche se recuesta al lado de Penélope, puede contar los insomnios en cada sonrisa que recordó. En cada noche que evocó la calidez de sus brazos, en la alegría de una muchacha que arrasaba con todo. Ahora se tumba al lado de una desconocida fiel a un recuerdo, a un hombre que desaparecio en el mar. Penelope le mira y calla. A ella también la han robado, tras veinte años de lealtad inamovible, le cuesta volver a ese hombre curtido