El veneno del Nómada

" La tercera opción es la correcta. Cuando el malo de la novela te hace elegir entre salvar a la chica o a tu colega, la unica opción válida es la invisible. Salvarles a los dos"
M. Gonzalez


Ulises no conseguía vivir de nuevo en el pulso de la soñada ciudad de Itaca.
Añoraba el mar. Estaba infectado con el veneno del nómada, y la enfermedad del viajero ya le había calado hasta los huesos.
No quedaban, por tanto muchas opciones.
Quedarse y dejar que se le muriera el alma, o partir muriendo por lo que dejaba atrás.
Penélope fué la que encontró la tercera opción, esa que resuelve todos los dilemas.
- Me voy contigo. - dijo resolutiva- A ver si te crees que me voy a pasar toda la vida en stand-by.
Y se fue a hacer la maleta.
A Ulises no le quedó otro remedio que ir hasta ella, apartarle la negra melena de la cara y abrazarla, con tal ternura y alegría que dejó vibrando toda Itaca.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Son ciertas la ternura y el abrazo, la vibración de Itaca.
No es cierta la melena, era ya blanca, el negro pelo ardió en el fuego de la espera.
Delicioso post.
Saludos.
Edu Solano Lumbreras ha dicho que…
Que sería de los varones, sin la generosa sabiduría de las mujeres...

(me hiciste sonreír, por la parte de adentro)
ybris ha dicho que…
Quienes oscilamos entre el veneno del exiliado y el del nómada agradecemos la opción de salvar todas las opciones.
Y que sean las personas queridas quienes nos animen a tomarla.

Muchos besos.
Anónimo ha dicho que…
Pedro, me quedo pensando en la melena.
Penélope tendría sobre 40-43 años cuando regresó Ulises, seguro que canas habría a falta de loreal, pero creo que seguiría conservando su color.

Uno que mira
Y tanto así!
Que sería de las mujeres sin la generosa sabiduría de los varones.

Ybris porqué envenenado de exilio? de cual de todos? siempre me despiertas la curiosidad.

OS MANDO UN GRAN ABRAZO QUE DEJE TEMBLANDO LA PANTALLA
Anónimo ha dicho que…
Pues, hablando de temblar, no creo que esta vez precisaran cera en los oídos al pasar por la isla de las sirenas...
ybris ha dicho que…
El año 1996 dediqué mis poemas solitarios y diarios en el silencio del alba a los destierros físicos y morales que la vida nos presenta. Lo titulé "Ostraka" evocando las conchas en las que los exiliados escribían su nombre antes del destierro.
Nadie nunca lo ha leído. Su introducción decía así:

"OSTRAKA

Etapas hay en que la vida ya no es patria.
Alguien o algo con prepotencia nos destierra.
Tanta distancia nos deja sólo la lágrima y la palabra.
Un eco de soledad desde tan lejos...


Una concha.
Mi nombre.
Escueta, anónima palabra.
Tanto castigo."

Tendría que copiar todos los poemas de ese año para que se entendiera la sensación de exiliado que a veces me invade cuando a uno le parece que los ojos se le van a otra patria que quizás no exista.

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