enfermedades contagiosas

y bueh, ya sé que no son cosas de mi edad, las farolas se han encendido en George Forth Bridge, la calle se llena, gente, risa, busca, cena. Copas altas de vino blanco.
En en cuarto de al lado Briony pone la música a todo volumen, para que se arritmen los latidos del corazón, la veo ir y venir, la cerveza en la mano. Rimmel, tacones, tal vez propósito para la noche. No para de hablar, mientras se prepara unas salchichas con pure de patata. Apenas veinte años. Me habla de peinados, yo no consigo prestara atención mientras habla. Porque cada parte de su cuerpo me cuenta otra cosa. Hay un ritmo oculto circulando por sus venas, una pulsión dinámica, una belleza infinita, candente. Inconsciente de su propia fuerza al levantarse (I love this song!!!) y ponerse a bailar. No lo sabe, pero nunca va a estar más viva. Tan plagada de dudas, de certezas, de preguntas, de contestaciones indiscretas, de imprudencias. Sin pulir.
Me echa un brazo por los hombros y me arrastra, riendo. Cada latido oculto repite una alegre letanía, contagiate, contagiate.
Y me contagio. Esta noche solo quiero bailar.

Comentarios

ybris ha dicho que…
Si supiera bailar pondría música a tu escrito de hoy y bailaría contigo.

Es que es un encanto leerte.

Besos
Edu Solano Lumbreras ha dicho que…
Yo era más feliz cuando bailaba, la verdad.
Misántropo ha dicho que…
¡Qué delicia!

Me encanta tu nueva piel ¿se acabaron las lágrimas de cocodrilo?

Me quedo a releerte una y mil veces con Thelonious.

Muas.
Anónimo ha dicho que…
Lolita tiempre tuvo un leguaje oculto e inconsciente, por eso hay algo que nos atrae.

Entradas populares de este blog

338 (I)

Atrévete...resuelve el acertijo II

El mundo es fuego (II)