Las palabras nunca son inofensivas

La música se descuelga por las paredes, no exáctamente triste, más bien como una jalea que gotea recuerdos, que dulcifica la memoria, cansada de ser un intrumento preciso al evocar intensidades, embotado el filo a fuerza de la tendencia sádica de reabrir la herida para beberse la sangrienta calidez que mana. Sobre la mesa la copa está vacía, aún perdura el pigmento violaceo del vino, el libro permanece abierto boca abajo, no exactamente abandonado, más bien, castigado palabras abajo a una soledad impositiva. El aire frío entra por la ventana abierta, mueve levemente las cortinas, sospecha que la noche lleva horas volcada en espiral, desgranándose en el humo intangible de la mente. Son las cuatro, tal vez las cinco de la madrugada. La mujer no duerme, pero no lo intenta, prefiere sentirse cruzada sobre la cama, con las piernas en alto apoyadas en la pared, prefiere sentirse o dejarse llevar por la noche, por la niebla adentro, por la música. Para evitar decir cuatro palabras, para evitar coger el móvil, para evitar escribir, no exactamente despacio, más bien paladeando una verdad tan clara como afilada, las letras que sus dedos están marcando. Pero. Siempre hay un pero, y la cordura piadosa que llega en el útimo instante, Prometeo que sospecha el impacto, y que borra, ahora sí despacio, cada una de las letras de un mensaje que no ha de ser mandado.
La mujer apaga las velas y acalla la música. Cuando cierra los ojos, sobre la cama, aun brilla durante un rato la luz del móvil en su retina. I'm still missing you

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me siento identificado con esa mujer. Sólo que mi mensaje iría dirigido a un número por existir. Yo coqueteaba con la soledad y el olvido.
Edu Solano Lumbreras ha dicho que…
"Pero" es el verdugo de todo lo que amamos; le leí a Samoilovich que decía Katherine Mansfield.

Y somos las personas las que no somos inofensivas. Y ese es el drama: de la miseria a la heroicidad a veces media un silencio.
ybris ha dicho que…
Lo veo como un cuadro:
Música para el recuerdo suave, la bebida agotada, el libro aplazado, la noche agitando cortinas desde la ventana...
Todo en los ojos de la mujer insomne arrastrada inerme por la noche, la niebla o la música.
Y todo alrededor de las palabras que no se envían.
Condenada al fin a seguir echándole de menos.
Dichosos tristes peros.

Un rato agrdable aquí a tu lado, Arca.
Gracias y besos.

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