La Pluie

Agosto diluviaba a ratos sobre el pequeño apartamento en Montparnasse, cubriendo la atmósfera del picante olor que precede a la tormenta. Diana entonces agarraba la chaqueta, se calzaba las deportivas y salía por la puerta sin hacer ruido. Poner un pie en la calle, que empezaba a mojarse, era volverse libre de repente. Con las manos en los bolsillos miraba a la gente resguardada en los portales, corriendo con los hombros encogidos bajo el chaparrón imprevisto, maldiciendo entre dientes.
Ella por el contrario bajaba tranquilamente la Rue Franquet, en dirección al parque Georges Brassens. De tanto en tanto alzaba el rostro hacia el cielo, las gotas recorrían el perfil de su nariz, podía saborear el agua en la boca, le empapaba el cabello corto, y por las perneras de los jeans escalaba la humedad. Le hacía reír aquella caricia inocente, tan despojada de propósito, que le erizaba la piel bajo la chaqueta.
Cruzaba Le Marchè du Livre Antique, que a fuerza de mañanas merodeando había convertido en un espacio propio. Casi un desván familiar que le ofrecía, con un guiño travieso, tesoros codiciados encuadernados en pasta. Anouilth, Camus, Baudelaire, avaricia de páginas conocidas, pero expuestas ahora con la fascinación de un idioma aún por domar. Su destino, sin embargo, estaba un poco más allá. Exactamente en los caminos del parque, que ya se cubrían de las culebras aceradas de la lluvia. Había una discreta recompensa además del placer de estar sola en el parque: los guardas se refugiaban en la caseta del centro. Entonces Diana, empapada y radiante, era por unos instantes la dueña de todo aquel espacio. Dispuesta a recoger el tributo de sus efímeros dominios, se agachaba detrás de los arbustos de boj, a recojer las preciadas, las escasas, las únicas dalias dobles, de color granate casi negro del jardín.
Aquella era la mejor parte.

Comentarios

ybris ha dicho que…
¿Y decías hace diez días que no eras capaz de escribir nada?
¿Quizás "la" en vez de "le"? (Perdón)

Me ha encantado este relato de lluvia liberadora, acariciante.
No he podido evitar el contraponerla a aquella otra de Verlaine:

"Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville ;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?"

Para mí la lluvia siempre ha estado más con la alegría de tu Diana que con la tristeza de Verlaine...
Y encima con tesoros de libros y el gozo de recoger dalias en el parque.

Ciertamente la mejor parte.

Un rato muy agradable leyéndote, Arca.

Muchos besos.
libertad ha dicho que…
La lluvia inspiradora, Baudelaire, Camus...un placer perderme en ta pluie.
Misántropo ha dicho que…
París está lloviendo y a tí sólo se te ocurre dedicarte al hurto ¿Y quien venga detrás qué se lleva, champiñones?

Sabes escuchar muy bien, sin embargo, el mensaje de la "pluie"...¡ay, se me enreda la lengua cada vez que intento pronunciarlo!

Es muy bonito, guapa.
Anónimo ha dicho que…
La lluvía siempre ha asustado a la humanidad, ni aún teniendo el poder de mover montañas, de hacer fuego. La lluvia sigue acojonándonos. Es más grande que nosotros.

Hay ciudades míticas como París, Praga, Nueva York, Berlín...
Me gusta como évoca la ciudad.

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