I'm waiting
Diez días llevo detrás de un cuento que debo entregar mañana.
Diez días de mierda perdiendo las horas delante del ordenador, llenando la papelera de reciclaje de bolas virtuales de papel, mandándolo todo al carajo.
Hay catorce (señores, señoras: catorce) descarnadas historias esperando desde su esqueleto minucioso a ser creadas, rescatadas de la nada, esperan que las cubra de esa carne literal que las haga comestibles, apetecibles y legibles. Les va a salir moho, se van a osificar en sus asientos, me van a mandar a la puta mierda.
Porque no soy capaz de escribir nada.
La pantalla vacía se burla de mí, riéndose rítmicamente en el parpadeo del cursor, y un eco insidioso cabalga mi hombro con constancia susurrando "No vas a poder, no tienes talento"
A mi me dan ganas de volverme, capturarle al vuelo y estamparle contra el suelo, arrancar el ordenador, tirarlo por la ventana.
Y luego agarrar la moto, y largarme a donde coño quiera que se haya escondido Calíope, esa rencorosa, y traerla de vuelta, por las buenas o por las malas, atarla a la pata de la cama si es necesario y escribir de una vez el jodido cuento.
Anda, ven por las buenas, no seas estrecha. Prometo darte chocolate con avellanas.
Catorce tabletas.
Diez días de mierda perdiendo las horas delante del ordenador, llenando la papelera de reciclaje de bolas virtuales de papel, mandándolo todo al carajo.
Hay catorce (señores, señoras: catorce) descarnadas historias esperando desde su esqueleto minucioso a ser creadas, rescatadas de la nada, esperan que las cubra de esa carne literal que las haga comestibles, apetecibles y legibles. Les va a salir moho, se van a osificar en sus asientos, me van a mandar a la puta mierda.
Porque no soy capaz de escribir nada.
La pantalla vacía se burla de mí, riéndose rítmicamente en el parpadeo del cursor, y un eco insidioso cabalga mi hombro con constancia susurrando "No vas a poder, no tienes talento"
A mi me dan ganas de volverme, capturarle al vuelo y estamparle contra el suelo, arrancar el ordenador, tirarlo por la ventana.
Y luego agarrar la moto, y largarme a donde coño quiera que se haya escondido Calíope, esa rencorosa, y traerla de vuelta, por las buenas o por las malas, atarla a la pata de la cama si es necesario y escribir de una vez el jodido cuento.
Anda, ven por las buenas, no seas estrecha. Prometo darte chocolate con avellanas.
Catorce tabletas.
Comentarios
No vale la pena que rompas la máquina por un simple parpadeo ¿Has probao con papel y lápiz?
Muchas cosas mezclas ¿no?
Suerte. Y sé simpática con las musas, que se escurren solas.
A veces ni con chocolate.
Seguramente es cuestión de paz y de paciencia.
Lo que se puede dudar es de tu talento.
Eso seguro.
Besos.
Sorry