A veces me espanta mi propia ingenuidad.

Y no, no viene un "pero" después, ni un "menos mal" que lo redima.
Puedo sentarme encima de la ingenuidad y de las demás maldades. Me hago una bola en el sofá,
con un cuenco de naranjas con nueces y miel, y me sumerjo en los relatos de Eneas.
Sospecho que tanta juventud me consuela.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿La ingenuidad entre las maldades?
No me lo creo, al menos en tu caso,
que acabas consolada en juventud y sumergida en los relatos de Eneas.
Más bien creo que tu ingenuidad es ingenio, como en inglés.

Un beso.
Tempus fugit ha dicho que…
Si eres consciente de tu ingenuidad... quiere decir que no lo eres tanto.
Además, al sentarse en un sofá, todos nos ponemos la bata de la ingenuidad.

besos.
ybris ha dicho que…
¿Por qué habré salido anónimo?

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