A veces me espanta mi propia ingenuidad.
Y no, no viene un "pero" después, ni un "menos mal" que lo redima.
Puedo sentarme encima de la ingenuidad y de las demás maldades. Me hago una bola en el sofá,
con un cuenco de naranjas con nueces y miel, y me sumerjo en los relatos de Eneas.
Sospecho que tanta juventud me consuela.
Y no, no viene un "pero" después, ni un "menos mal" que lo redima.
Puedo sentarme encima de la ingenuidad y de las demás maldades. Me hago una bola en el sofá,
con un cuenco de naranjas con nueces y miel, y me sumerjo en los relatos de Eneas.
Sospecho que tanta juventud me consuela.
Comentarios
No me lo creo, al menos en tu caso,
que acabas consolada en juventud y sumergida en los relatos de Eneas.
Más bien creo que tu ingenuidad es ingenio, como en inglés.
Un beso.
Además, al sentarse en un sofá, todos nos ponemos la bata de la ingenuidad.
besos.