E voilá!

Pablito ha vuelto, pero como es un poco perro, la nueva versión de blogger le ha dejado sin cuenta. Mientras se soluciona, lo posteo yo. Un gran aplauso, señoras y señores, para el pijo pródigo

Arca, que es una mujer mirada entusiasta, me ha dicho que le gustaba esta pequeña historia-reflexión-loquecoñosea, y que la colgara aqui. Y como lo que me diga ella con esos ojitos va más a misa que el papa, aqui la dejo.

"- Socio, sabía que eres un jodido obsesivo-compulsivo, pero esto se lleva la palma.

Del Valle me responde desde la cocina algo que no entiendo por el ruido del extractor. Estamos en su casa, preparando festín acorde a nuestra excelencia (léase carnaza castellana aderezada con Ribera del Duero), y mientras buscaba ese puto mechero que nunca aparece, he dado con el hallazgo del siglo. En un cajón del aparador tiene una libreta negra. Y si, como cabe esperar es la libreta negra de toda la vida, vamos, de todas las pelis, de todos los personajes de novela. Como buena libreta negra que se precie, solo puede contener una Lista Negra de Enemigos o un Catálogo de Evas. Es lo segundo.Me acerco a la cocina, por pura discreción, antes de desparramar la agenda delante de Nachete y del Veleta.

- A ver, alma de cántaro, ¿me cuentas que es esto?- le digo sonriendo, él se gira y se encoge de hombros

- ¡Ah, cuanto tiempo sin echarle un vistazo!-me tira un mechero

- Te he dicho cienes y cienes de veces que tanto leer te va a comer el cerebro...¿Puedo?- afirmo más que pregunto, encendiéndome el cigarro.La agenda no es una simple agenda de teléfonos, es un verdadero compendio de datos, fechas, maquiavélicas puntuaciones, vamos, solo faltan muestras de A.D.N y partida de nacimento de las susodichas. Nachete se asoma por encima de mi hombro

- Joder! La agendísima de casanova! Pive, sos un enfermo...

Del Valle le arrebata la agenda, con el paño de la cocina al hombro

- Mi-nu-ci-o-si-dad- alega, recalcando cada sílaba con el dedo sobre la tapa- Minuciosidad, caballeros, eso es lo que es...

Y abre la libreta con gesto de reverencia, mientras Nachete y yo nos partimos el pecho.

En la sobremesa, los cuatro tenemos el estómago más lleno y más feliz, un poco más de color en la cara, y de morriña que aumentaba en el cuerpo inversamente proporcional al nivel de las botellas.

Del Valle va recorriendo la libreta como si cada anotación fuera un jalón en su vida que se le mezclara con el resto de su vida... a lo mejor dice, coño, Ana... ¿Veleta, te acuerdas la acampada aquella en la presa? Yo no comparto esa memoria colectiva, pero sé que los demás tampoco relacionan a la tal Ana con la maldita acampada. Tal vez es una forma de ordenar etapas de la vida, como otros la ordenan por libros que les han marcado o por trabajos que hicieron.Frívolo cabrón, decimos. Pero por la noche, en la cama, después de tanto meterme con Del Valle, abro mi propia libreta de Evas en el recuerdo. Y ahí están, cada Eva que me acarició y acaricié, el preciso recuerdo del sabor de algunas pieles, un catálogo completo de formas de mirar, el aroma de ese lugar concreto entre la nuca y la oreja.Pero también vienen otras recuerdos sin ser invitados, las carcajadas de Eva cuando veía dibujos animados, o los pies descalzos de una jovencísima Eva en la guantera, mientras cantaba “I love rock&roll” a todo grito camino de Portugal. Y por supuesto, la endiablada forma de hacer el amor de mi Eva más reciente, la más venenosa. Me pregunto si la cuota de perversidad que atribuyo a mis Evas es inversamente proporcional al tiempo que hace que se escabuyeron o que las eché (nunca estoy seguro cuanto hay de una cosa y cuanto de la otra)de mi cama y de mi vida.Tal vez sería mejor hacerme con una libreta negra, para guardar los recuerdo en el cajón del aparador y poder dormir a pierna suelta."

Pablo