despierta

Cada vez me ocurre con más frecuencia. No sé que impulso me despierta en medio de la noche, pero instantáneamente me encuentro totalmente lúcida. Despejada, pero con la ligera sensación de algo que no termina ser la vigilia común, algo como una extraña claridad, producto de la noche que modifica, lo sé, mi percepción habitual. Noto los sentidos despiertos, aguzados. Escucho el viento azotando los ventanales, y me encuentro a mi misma vistiéndome, calzándome las zapatillas, reconociendo un deseo que se me revuelve como un animal dentro del pecho. Cruzo la casa a oscuras, absolutamente en silencio. Son las cuatro de la mañana, fuera hay 15 grados de temperatura.

Camino por calles desiertas y pequeñas, iluminadas con la luz amarilla y pobre de las farolas, me desvío por el camino de Wivenhoe. Y casi sin transición me encuentro pisando un camino de tierra, que se adentra en un bosque de robles y zarzas. Mis pasos crujen levemente en el silencioso rumor del bosque, en esta oscuridad primitiva. Parece irreal que a tan solo diez minutos haya coches y asfalto y luces.
El cuarto creciente no ilumina apenas. Soy consciente de que cada vez me llama más el bosque, cada vez es más adictiva esta sensación. Quien ha estado de noche, a solas en un bosque sabe de que hablo. Quien no, no lo puede entender.

Los árboles me acogen en una doble vertiente de placer y de peligro, las ramas suenan en un murmullo constante con el viento frío, pero no fuerte de esta madrugada. La conciencia de fragilidad de mi propio cuerpo se vuelve aguda, el bosque despierta algo instintivo, primordial, aguza el oído, capta las aves nocturnas, los crujidos, intenta percibir las sombras del bosque, las manchas en el sendero blanco. La propia imposibilidad de huida de mi cuerpo me mete en mi propia piel, en el contorno exacto de los huesos y los músculos.

Esto es real, esta sensación es real. Aquí no sirven artimañas, no necesito un diccionario de dobles intenciones, no tengo que sortear dagas absurdas de culturetas escudados tras copas de vino blanco, aquí no vale ser cool ni pelotas, las palabras no funcionarían llegado el caso, parecer dura o valiente tampoco, inventar historias de poeta maldito, de vuelta de todo no tiene sentido aquí. Esto es real. Tan solo es un bosque de noche, pero es más real que la mayoría de los cuentos que me trago. Y el saberme presa potencial, el saberme frágil, ni me asusta ni me preocupa. Porque me da la certeza de un lugar, de un límite, de qué puedo perder, y que al fin y al cabo solo mi vida está en juego. Nada puede ser ridículo aquí. Y yo no tengo brazos para pelear, pero sé que me vendería caro. Y mañana, cuando me levante en el asfalto y los buenos días, y las sonrisas que no esconden un lobo, sino apenas un carroñero de mierda, seguiré sabiendo, que sin tener armas para la pelea, soy de las que venden cara la piel.

Comentarios

ybris ha dicho que…
Qué a gusto hoy con tu post.
Todo lo que dices hace ya muchos años que lo siento y lo utilizo.
Jamás uso despertador y duermo más a lo profundo que a lo ancho.
Me acuesto a las once y me levanto -totalmente despejado- a la hora que me despierte (normalmente de dos a cuatro).
De bosques aquí ahora poco, pero mañana, en la sierra, sí. Me asomaré al robledal (si la tormenta previsible me lo permite) sumido en los ruidos de la noche y me sentiré pequeño y perdido entre las estrellas o las nubes.
Claro que sé de qué hablas al referirte a la noche del bosque. Hace ya muchos años me fui solo con una tienda de campaña y mi macuto a pasar quince días perdido en los Pinares Llanos que limitan Madrid con Ávila (el bosque era aún más bosque hace treinta años).
Allí aprendí entre tardes de terribles tormentas que nadie puede suplir lo que uno mismo va atesorando como parte de sí mismo.
También aprendí lo que es la soledad fecunda en la que uno mismo se descubre.
Siento lo que cuentas como si estuviera allí mismo contigo.
Y en el fondo estoy convencido de que te pasará como a mí: que esa sensación será ya parte inolvidable de toda tu vida y quizás lo que más te enseñe sobre lo que eres y lo que puedes ser.

Cortaré aquí, porque podría estar escribiendo horas y horas sobre el tema.

No sabes cómo me alegra haber podido leer esta madrugada palabras como las tuyas.

Un beso hoy muy fuerte.
Anónimo ha dicho que…
Eso sólo pasa por la noche. La memoria atávica que te despierta en un flash, con una lucidez que no llega a serlo exactamente, y te impulsa irremediablemente en busca de una especie de matriz, que bien puede ser el bosque que describes, o las aguas del mar, o de un lago con monstruo. Recuperar la sensación de animalidad, de indefensa soledad, pero también fusión, con la naturaleza pura y dura.

Ufff! me has recordado mis años más bien mozos. Desde luego que sé de lo que hablas; pero tenía esas sensaciones cubiertas por mucho, mucho polvo. Y me has recordado una noche especial, muy especial.

Francamente, no sé si en estos momentos sería capaz de afrontar experiencias de ese tipo. A lo más que llego ahora es a abrir la ventana, ponerme los cascos (pa no molestar) y, partitura en mano, darme un paseito por algunos cuartetos de Beethoven, por ejemplo. Esto también es real, no?

Una delicia de post.

Un abrazo.
Tempus fugit ha dicho que…
Y saber que tras el ulular difuso unos ojos sabios, los grandes ojos del búho de la noche, te abren el alma.

besos.
La sensación de realidad se cotiza alto. A veces tengo la sensación de vivir en una irrealidad total.

Aprovecha ese bosque y todas las sensaciones que te ofrece.
Anónimo ha dicho que…
No sé si te gusta American Beauty, pero ese viaje tuyo me ha recordado el del alma/pensamiento del padre de familia sobrevolando su barriada.

Besos orgiásticos.
Anónimo ha dicho que…
Es curioso como en un punto de la vida de alguien aparece un bosque, su peligro y su tranquilidad inmutables, inseparables, desde lejos inverosímiles... pero tan ciertas y reales como las sensaciones de tu relato.

Sí, es cierto, sólo allí, y en un lugar como éste, parece existir la vida y por tanto... la muerte.

Saludos. (Me gustaron tus sensaciones)
Marisa Sonrisa ha dicho que…
me pareció estar contigo en el bosque y tus sensaciones me han hecho extremecer.
un saludo
Anónimo ha dicho que…
best regards, nice info Local document retriever job ohio

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