Nuevo Navegante

Tengo al placer de presentar el último navegante que se unió a la travesía desde una desaparecida isla virtual. Aquí hay camarotes de más para los que estén buscando Itaca, y de nuevo me ponen en la tesitura de elegir yo misma texto. Aunque en este caso cuento con menos opciones, creo que este es una buena ruta de navegación.
Bienvenido, Pablo.

"Algunas ciudades extranjeras tienen la capacidad de tornarse hostiles o luminosas, dependiendo de cómo te asomes a ellas.Munich esta noche no tiene más remedio que acecharme como un lobo rencoroso, porque yo he llegado sin ganas de echarle ni una maldita mirada de valoración. Me he metido directamente en el hotel (aséptico, moderno, con esa vocación impersonal de hacerte sentir en un eficiente y sonriente magnífico cubo de hielo), y me he tirado en la cama, sin quitarme los zapatos...La bañera es sorprendentemente tentadora, me imagino un segundo sumergiendo la cabeza en agua trasparente y tibia, dejando burbujas de aire. Si fuera un romántico, tal vez me hubiera dado un largo baño, como si eso pudiera limpiar otras cosas.No lo soy, prefiero encenderme un cigarro, ponerme un cubata. Aceptar que el que vendo mis ideas soy yo, que ningún cabrón de respaldo alto puede violarlas o malearlas. Soy yo el que me bajo los pantalones, cambio la idea, la visto con el ridículo disfraz que la pervierte y se la envío, anda, cariño, vete con este señor y trátale bien, y pongo la mano por delante, paga capullo, ahí tienes tu memez...En la cafetería del hotel había una pareja joven cenando.Ni siquiera han mirado cuando he pasado a una mesa del fondo. Inexistencia. Es un día jodido.Se me revuelve algo dentro, algo que responde gruñendo a los dientes hostiles que me está enseñando la ciudad desde que he llegado. Tengo que volver a la existencia antes de que me roben también la noche. La camarera coloca vasos detrás de la barra, aburrida, indolente. Es rubia, atractiva. Le pido el sándwich acentuando mi acento, me equivoco, rectifico, suelto una chorrada, sonrio con la conciencia del tipo de sonrisa que estoy dibujando.Ella se rie, no sé si por que le apetece o por ser contés con el cliente solitario de la noche. El sándwich no está malo. La pareja se va. No entra nadie más en la cafetería. Cuando le pido un café irlandés a la camarera esta sonando Ray Charles. Yo me pregunto que más van a hacer esta noche para convencerme de que me tire por el primer jodido puente que encuentre; la camarera, más práctica, me pregunta si le pone canela.Y luego deja la taza delante de mí.Y yo miro el corazón que ha dibujado con la canela sobre la espuma. Y la miro a ella, que ya está detrás de la barra. Y vuelvo a mirar el puto corazón que no le da la gana disolverse en la taza. Y me pregunto si aquí tendrán esta costumbre. O... "

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Y era rubia la camarera? ¡No me jodas!

Me has recordado noches peores, Pablo. Aunque claro, en Munich la predisposición es un puntazo, dicen jajaja (o sea, sisisi)


Buen estreno, en todo caso. Cosmopolita, y con canela.

Buen fichaje, rubia. Digo, morena.
ybris ha dicho que…
Un hurra por Pablo y por cómo se explica.
Aunque sea un poco pesimista.
Munich da para más.
Claro que hay que salir de la cafetería del hotel.
Y atesorar las ideas originales antes de prostituirlas con los disfraces con que las pervertimos.

Besos madrugadores.
Jordi Manzanera Bertràn ha dicho que…
He estado en los dos sitios, Londres y Munich y en parecidas condiciones a las vuestras, pero me parece que Itaca no està por ahí. Hace tiempo que intento navegar por dentro, pero tampoco la encuentro y eso que el mar parece tranquilo y el cielo sin nubes. ¿Spes?

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